Hoy es jueves, ¿cómo sería si te dijesen que mañana es viernes y que empieza tu fin de semana? Si te plantean la situación de trabajar menos por el mismo salario, te gustaría, ¿verdad? La reconversión de las jornadas laborales, tal y como las conocemos, son un hecho. El pasado año, una empresa neozelandesa de 250 empleados ya experimentó durante dos meses con jornadas de ocho horas, cuatro días de trabajo y el sueldo de cinco. La conciliación de los trabajadores mejoró en 24 puntos porcentuales, aumentó su energía y su creatividad en la oficina y, sobre todo, creció su eficacia, así lo demostró dicho estudio. La empresa lo catalogó de éxito absoluto.
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lleva varios años defendiendo este modelo, ya que ofrece muchas más ventajas que inconvenientes. La reducción de problemas de salud y con ello de costes de atención médica, la disminución de traslados en coche y la rebaja en el consumo de energía en las oficinas son algunas de ellas. Para que esta reducción la lleven a cabo la gran mayoría de las empresas, hay que cambiar el paradigma de trabajo. Para ello, no hay que basar las jornadas laborales en el número de horas sino en los objetivos a cumplir, los trabajadores deben organizar su horario para alcanzarlos. “Ninguna empresa es realmente productiva durante 40 horas semanales, así que quitando un día y concentrando el 100% de tu trabajo, seguro que produces lo mismo”, admite David Tomás, CEO de Cyberclick, reconocida en dos ocasiones como la mejor pyme para trabajar en España.
Un informe de este mismo año del británico Autonomy Institute concluye que no existe una línea directa de causalidad entre el número de horas que se trabaja en un país y la fuerza de su economía. De hecho, el estudio sugiere lo contrario: los países con jornadas más reducidas tienen niveles más altos de PIB por habitante. Reino Unido es uno de los países europeos donde más se está debatiendo sobre la jornada laboral de 4 días. Por ello, hay una gran cantidad de estudios al respecto, uno de ellos en 2017, reveló que un empleado de oficina solo es realmente productivo durante 2 horas y 53 minutos de cada jornada laboral.
En España se está implantando con éxito el teletrabajo que es el paso previo a la semana de 4 días, el problema de este cambio no reside en los problemas técnicos que ello pueda conllevar sino en el cambio de mentalidad que debe aceptar toda la sociedad. La semana laboral de cuatro días representa un nuevo paradigma de trabajo para el siglo XXI.