Cuando parece que empezamos a ver la luz al final del “túnel” del COVID, muchos sectores comienzan a moverse y se abre una ventana de oportunidades, tanto para la creación o consolidación de nuevas empresas como para los inversores. En este contexto, una nueva forma de financiación, el crowdequity gana protagonismo entre las empresas de nueva creación y en aquellas que tienen un potencial de crecimiento elevado. Se trata de una fórmula de financiación colectiva mediante la cual el emprendedor accede a la inversión necesaria para su proyecto gracias a las aportaciones de capital que hacen los inversores. Hasta aquí podríamos estar hablando del archiconocido crowdfunding, pero en realidad se trata de una versión de éste, pues las recompensas se sustituyen por participaciones en la empresa en la que se invierte. Por ello, el crowdequity también se podría definir como el crowdfunding de inversión.

En resumen, los inversores pasan a formar parte de la empresa, convirtiéndose en accionistas y por tanto, en el momento que haya beneficios el accionariado se los repartirá, rentabilizando así la inversión.

Diferencia entre crowdequity y crowlending

Ya hemos visto la diferencia entre crowdfunding y crowdequity, pero también debemos conocer en qué difiere este último con otra de las formas de financiación colectiva más en alza en los últimos años: el crowdlending:

  • El crowdlending es un préstamo de características muy similares a los de los bancos. Los plazos y las cantidades a devolver están fijados, de manare que cada mes se tiene que devolver al inversor una cantidad de la deuda más los intereses pactados.
  • El crowdequity es, en cambio, muy similar a la compra de acciones en bolsa de una empresa, solo que se invierte directamente sin intermediarios. La participación en la empresa conlleva recibir beneficios en función del éxito o el fracaso del proyecto. Así, la empresa no tiene la obligación de reembolsar el dinero (como sí lo hace en el crowdlening), pues solo lo hará en el caso de que haya ganancias.

Ventajas del crowdequity

En esta forma de financiación ambas partes se benefician, pues una obtiene el capital necesario y la otra accede a la participación de la empresa, pero aporta otros muchos beneficios:

  • Para el emprendedor la principal ventaja es que no tienen que hacer frente a los costes de la tradicional financiación bancaria. A esto hay que sumarle los beneficios que supone la implicación de todos los que han apostado por este proyecto.
  • La inversión aumenta rápidamente. Según estudios de reputadas compañías como el de la revista Forbes, se trata de uno de los modelos de negocio más rentables que existen y por tanto, uno d los más interesantes para los inversores. De hecho, según esta revista, los proyectos financiados de esta forma llegan a aumentar sus ventas en un año hasta en un 240%.
  • Cuenta con el amparo legal de las leyes que regulan el crowdfunding. Además, las plataformas de crowdequity están bajo la supervisión de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV)
  • Permite a los pequeños inversores formar parte de las empresas y startups con más futuro y capacidad de crecimiento. Es posible comenzar a invertir con una pequeña cantidad de dinero pues, generalmente, no hay una cantidad mínima fijada.
  • Sin comisiones. Como se trata de una forma de inversión muy reciente, la mayoría de las entidades y plataformas no cobran ningún tipo de comisión a los inversores, con el fin de atraer al máximo número de ellos.
  • Ahorro fiscal. La administración pública valora la inversión en empresas emergentes a través de esta modalidad. Por ello, premia a los inversores que pueden acceder a un ahorro fiscal en forma de desgravación de hasta un 30% de lo invertido en la declaración de la renta.
  • Visibiliza a las nuevas empresas. Se trata de un escaparate para las compañías de nueva creación de cara a futuras rondas de financiación, para llamar la atención de Business Angels o de capital de riesgo.
  • Perfectamente informados. Los inversores tienen a su disposición toda la información detallada de la financiación del proyecto en el que van a participar, el plan de negocio, las expectativas de futuro, etc.

Si bien el crowdequity ofrece muchas más ventajas que inconvenientes, es cierto que la principal desventaja es que los plazos de retorno de la inversión pueden ser mayores que en otras fórmulas de financiación de empresas de nueva creación o de capital riesgo. Como se trata de una participación de la empresa, solo se recuperará la inversión a medida que se obtengan beneficios o si la empresa te quiere comprar tus participaciones o si las vendes en el mercado secundario por un valor igual, inferior o superior al que las compraste. Incluso es posible perder toda la inversión si la empresa no genera beneficios o si quiebra.

Funcionamiento del crowdequity

Esta fórmula de financiación es relativamente sencilla. El inversor invierte en el capital de la compañía a través de una plataforma en la que ambos estarán registrados (inversor y empresa). En resumen, los pasos a seguir serían los siguientes:

  • Creas una cuenta en la plataforma o en la web de la empresa en la que quieres invertir. En la mayoría el alta es gratuita.
  • El segundo paso es, seguramente, el más importante, pues es el que dictaminará si la inversión tiene éxito o no. Se trata de analizar detenidamente los diferentes proyectos en los que te puede interesar invertir. Además del objeto y los planes de futuro de la empresa, en la plataforma encontrarás información sobre en qué se va a utilizar el capital, los dividendos que se obtendrán y la posibilidad de vender las participaciones en el mercado secundario. Recuerda que tienes la posibilidad de diversificar tu inversión en varias empresas, lo que multiplica las oportunidades de que tu dinero invertido obtenga el retorno deseado.
  • Para finalizar, debes indicar la cantidad de capital que quieres invertir en el proyecto.

Esta forma de inversión ya está regulada en la mayoría de los estados occidentales con el objetivo de asegurar el patrimonio de los inversores. Por ello, cada país ha establecido unos límites a las cantidades aportadas. En España este límite se estableció en 3.000 euros por proyecto e inversor, a través del Anteproyecto de Ley para el Fomento de la Financiación Empresarial. Por otra parte, las plataformas también están obligadas a cumplir la legislación vigente y, de no hacerlo, pueden enfrentarse a sanciones de hasta 200.000 euros.

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