Juanjo Estruch: “En tiempos de Covid las empresas tienen que invertir en la formación del personal porque es su activo más importante y las autoridades apoyar solo los proyectos viables”.

A la vista de los acontecimientos y los datos que vamos manejando, la pandemia y sus efectos durarán más tiempo que el inicialmente previsto. Es algo que los epidemiólogos ya no ocultan y que los analistas económicos admitimos.

Pero hay que retrotraerse al pasado inmediato antes de la pandemia. Recuérdese que antes de aparecer la crisis del COVID 19 ya se hablaba de la inminente aparición de una crisis cíclica que se iba a iniciar cuando ya daba sus últimos coletazos la crisis del ladrillo.

El efecto sorpresa del virus procedente de Asia, indudablemente ha cambiado el foco sobre el resto de problemas, ya que obviamente lo primero es cuidar la salud de las personas y lo demás ya se resolverá cuando las circunstancias lo permitan. Al final, esto pasará porque el ser humano tiene una gran capacidad para adaptarse al medio y a las crisis.

Sin embargo, entendido lo anterior y sin lugar a dudas, posiblemente tendremos un panorama muy poco halagüeño porque existe una gran incertidumbre sobre el futuro de nuestras empresas. Las ayudas obtenidas y propuestas por nuestras autoridades -temporales y con fecha de caducidad- no son suficientes para resolver esta situación, según entienden las patronales y las organizaciones económicas. Y las cifras macro así lo atestiguan. El Banco de España prevé un déficit de liquidez de 230.000 millones de euros entre el 2º y 4º trimestre, según su gobernador Pablo Hernández de Cos. Además, indica que una parte importante de esas necesidades vendrán de empresas con baja calidad crediticia en un contexto con una recuperación desigual e incompleta, que hará necesario prolongar las ayudas públicas pero orientadas a los sectores más golpeados por la pandemia y a aquellas empresas con proyectos viables.

De alguna manera, coincidimos en que hay que potenciar y apoyar los proyectos y ayudar a las empresas para que los hagan viables. Otra posición en este momento sería muy desfavorable a corto y medio plazo. Las empresas viables tienen por tanto su razón de ser y existir, las otras, sin lugar a dudas provocarán un innecesario incremento de su insolvencia que redundará negativamente en otros que pudiendo ser viables resultan perjudiciales por la insolvencia de aquellas.

Ahora mismo, más que nunca, resulta aconsejable que las empresas viables no se confíen y estén alerta en todo lo que les acontezca, que sigan un riguroso control interno, conocer bien a sus clientes o, en cualquier caso, que se preocupen de asegurar sus operaciones de venta. Es fundamental que suscriban el correspondiente seguro de caución de tal manera que no realicen operaciones de ventas a empresas que estén excluidas de dicho seguro ya que, en los momentos actuales de continuas sorpresas, no podemos prever lo que en pura lógica pueda ocurrir ante la situación de pandemia.

No se deben realizar inversiones innecesarias que supongan un sacrificio adicional por estas empresas y esperar acontecimientos. Ahora mucho más, pero de cara a un futuro más claro, debemos analizar los resultados de cada proyecto con su pertinente presupuesto y cálculo de rendimientos esperados, no asfixiar a la empresa utilizando gran parte de su disponibilidad de tesorería y compararnos con los competidores y las reacciones de los mismos.

Para todo ello, es necesario invertir en el personal, en su formación continua sea del tipo que sea. No hay que olvidar que, en estos momentos, si queremos ser competitivos, es clave invertir en I+D. El personal junto con su preparación es uno de los activos más importantes de la empresa tanto por el sacrificio que supone formar a un equipo humano como por el tiempo y cantidad de recursos invertidos.

En cuanto a las otras empresas, las no viables, procede que el empresario realice un análisis responsable de su negocio y si, efectivamente no es viable, debe liquidar ordenadamente su compañía y evitar incrementar su endeudamiento. Es el momento de no relajarnos y de liderar la toma de decisiones. Aunque sean drásticas. Las huidas hacia adelante no son buenos caminos.

Así se ha publicado este artículo de opinión de nuestro decano en Valencia Plaza

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