Esta crisis está golpeando de manera desigual a los sectores productivos españoles. Uno de los más perjudicados es el de las pymes. Con más de la mitad en riesgo de quiebra, según el último barómetro de la patronal, y las restricciones de apertura al público extendiéndose por todo el territorio, cada vez más compañías optan por las ventas online.
El comercio online, en 2019 según datos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, movió 48.800 millones de euros, un 25% más que el año anterior. Esto es un fiel reflejo de que cada día son más las compañías que buscan abrirse nuevas oportunidades a través del ecommerce.
El comercio electrónico en esta situación tan convulsa, se ha convertido para muchos en otro canal de venta para muchos en el único si se mantienen las restricciones. Ya no se trata de tomar medidas puntuales para salvar situaciones de emergencia, como una pandemia, sino de pasar a un negocio más flexible y adaptado a los nuevos hábitos de consumo y a las nuevas necesidades de los clientes. En el mundo de la hostelería, muchos negocios, se ha visto obligados a enviar su comida a domicilio si querían facturar. Los mismo ha pasado con el pequeño comercio de barrio que han tenido que impulsar el reparto a domicilio, de igual forma que lo pequeños puestos de los mercados de alimentación.
El ecommerce se tiene que ver como una nueva oportunidad de negocio que conlleva una inversión inicial importante. Las empresas deben focalizar sus esfuerzos económicos en esta apuesta de futuro si no quieren que la competencia les sobre pase.